IL GATOPARDO nel Palazzo Nazionale...
No están ustedes para saberlo ni yo para contarlo pero hace unos momentos que estaba vegetando en el tráfico, en una suerte de Twightligh Zone estando sin estar y subido en un vehículo encendido sin avanzar, por una mezcla perversa de curiosidad y masoquismo estaba escuchando el mensaje de don Enrique Peña alias "Quique Coqueto"
Los que llevamos muchos años ejerciendo el oficio de ser mexicanos de tiempo completo ya nos conocemos este vals, cuando los políticos mexicas se la ven dura (Comentario patrocinado por Viagra) recurren al viejísimo y gastado expediente de ser estentoreos, hacer gran borlote y grandes promesas en medio de un escenario y parafernalia espectaculares y obviamente costosísimos, con toda la clase política y los empresarios de siempre cual si fueran Fresco de Bonampak, y se entona el Himno Nacional mientras monísimas edecanes de sublime trasero guían a la Creme de la Creme a sus asientos numerados y con su nombre en un papelito (Que junto con la silla y el sueldo de la edecarne pagas tu agobiado causante cautivo)... Todo para que el mero mero nos de una dosis de proverbial atole con el dedo.
En Il Gatopardo, esa buena novela de don Giusepe Tomasi di Lampedusa que luego fué llevada a la pantalla con la sabrosa Claudia Cardinale, unos vivales como el copetón que nos gobierna y la clase política abusiva, al verse con la gente encabronada, uno de ellos dice la frase que marca la filosofía de todos los garopardistas:
"Rapido, rapido, hay que cambiar todo completamente lo más pronto posible para todo permanezca igual"
Pues hasta donde estuve no escuché a don Enrique pedirnos disculpas por La Casa Blanca que ha de perseguirlo hasta el final de sus días con la sombra de ladrón, ni decir que iba a meter al bote a tio Montiel y demás ratas similares y conexas...
¿En que va acabar todo esto?
En que la siguiente crisis dentro de unos meses o años van a hacer otra ceremonia espectacular de la entrega del atole con el dedo, con una producción tipo Hollywood, con sabrosas edecanes, con sillas rotuladas y con los nietos, y tataranietos de los actores de esta mala puesta en escena mientras el pueblo aguarda afuera, agazapados, como fieras al acecho, con rencor anidado en las tripas mientras esta elite pagada de sí misma se regordea y se pedorrea en ellos, peones acasillados en sofisticadas tiendas de raya, llamadas pomposamente Telcel, Elektra, Bancomer, SNTE ete... carne de urna de votación, y relleno de fosas.
*** Y si estás de acuerdo pues compártelo y si no estás de acuerdo pues enriquecelo con tus argumentos en contra, ya encontraremos coincidencias.