DEL GENERO EPISTOLAR... "La Carta Póstuma"
Desafortunadamente el género epistolar es un arte antiguo que poco se ejerce. Ciertamente es infinitamente más sencillo enviar un correo electrónico que llega al instante, pero por más cuidado que se le haya puesto en su elaboración para petrificar ideas y sentimientos en palabras, el mensaje esta incompleto de origen... Por otro lado en una carta escrita, cuidando la letra y dejando retazos de alma en cada trazo, así el mensaje es infinitamente más claro, porqué incluye la letra que es un retrato fiel de la personalidad de su creador... Letra chica, letra grande, los tacaños que usan letra chica y escriben en toda la hoja sin dejar márgen ni sangría, los artistas que alargamos el palito de la T hacía arriba y la derecha.. Espacio entre las palabras, faltas de ortografía que denotan deficiente educación, letra de molde de la gente cuadriculada, letra manuscrita de esas que parecen una mar encrespada haciendo olas y espuma muy utilizada por los soñadores...
La pluma con la que se escribe y va dejando trazos en el papel, como esos viejos amantes que se saben hechos el uno para la otra...
Pero ahora hablemos de una clase de carta en particular "La Carta Póstuma" que sabiendo que somos seres finitos todos deberímos de escribir desde que nos alzamos a mayores y a partir de los treinta y sobre todo si se tienen hijos irla renovando cada cierto tiempo o cuando la vida de un giro inesperado... Guardarla en un lugar seguro y dar instrucciones precisas para que se abra en el momento justo. En esa Carta Póstuma hay que desnudar el alma y contar cosas de la infancia, de nuestros más grandes miedos, de nuestras alegrias, de nuestras penas, de las razones por las que tomamos tal o cual decisión, de los errores que hemos cometido... Esta carta cuando nuestros decendientes se alcen a mayores va a ser un tesoro porque van a poder entender las razones de su padre o de su madre, esposo, esposa, abuelo, abuela y vamos a poder ejercer un dialogo inmensamente productivo e intenso con aquellos que dejamos atrás y que a veces y por las más variadas circunstancias es infinitamente dificil tenerlo en vida.
Hace unos años en un vuelo largo, me senté junto aun señor de buena pinta y de porte distinguido, que leía con atención inusitada un libro, luego cerraba y el libro y sus ojos al alimón, para quedarse un rato así como en trance meditando... Al cabo de un rato le pregunté de que era su libro y me dijo con una cálida sonrisa:
"Mire jóven, este es un libro que le gustaba mucho a mi esposa con la que estuve casado casi cincuenta años y lo tenía todo subrayado, ella ya murió hace unos meses y estoy leyendo lo que ella subrayó para ver quién era ella"
Una carta es el mejor legado, yo todavía conservo algunas cartas de amor que me enviaron y si las llego a releer me hacen revivir el momento y retumbar el corazón con acodes de guerra como cuando me estaba estrenando en amores y un beso con sabor a chocolate o agarrar un sostén era arañar la gloria... Pero con una carta póstuma, escrita con el corazón en la mano, esos afectos que dejo atrás no tendrán que forzosamente quedarse con la duda de ¿Y quién era ese cabrón?
Desafortunadamente el género epistolar es un arte antiguo que poco se ejerce. Ciertamente es infinitamente más sencillo enviar un correo electrónico que llega al instante, pero por más cuidado que se le haya puesto en su elaboración para petrificar ideas y sentimientos en palabras, el mensaje esta incompleto de origen... Por otro lado en una carta escrita, cuidando la letra y dejando retazos de alma en cada trazo, así el mensaje es infinitamente más claro, porqué incluye la letra que es un retrato fiel de la personalidad de su creador... Letra chica, letra grande, los tacaños que usan letra chica y escriben en toda la hoja sin dejar márgen ni sangría, los artistas que alargamos el palito de la T hacía arriba y la derecha.. Espacio entre las palabras, faltas de ortografía que denotan deficiente educación, letra de molde de la gente cuadriculada, letra manuscrita de esas que parecen una mar encrespada haciendo olas y espuma muy utilizada por los soñadores...
La pluma con la que se escribe y va dejando trazos en el papel, como esos viejos amantes que se saben hechos el uno para la otra...
Pero ahora hablemos de una clase de carta en particular "La Carta Póstuma" que sabiendo que somos seres finitos todos deberímos de escribir desde que nos alzamos a mayores y a partir de los treinta y sobre todo si se tienen hijos irla renovando cada cierto tiempo o cuando la vida de un giro inesperado... Guardarla en un lugar seguro y dar instrucciones precisas para que se abra en el momento justo. En esa Carta Póstuma hay que desnudar el alma y contar cosas de la infancia, de nuestros más grandes miedos, de nuestras alegrias, de nuestras penas, de las razones por las que tomamos tal o cual decisión, de los errores que hemos cometido... Esta carta cuando nuestros decendientes se alcen a mayores va a ser un tesoro porque van a poder entender las razones de su padre o de su madre, esposo, esposa, abuelo, abuela y vamos a poder ejercer un dialogo inmensamente productivo e intenso con aquellos que dejamos atrás y que a veces y por las más variadas circunstancias es infinitamente dificil tenerlo en vida.
Hace unos años en un vuelo largo, me senté junto aun señor de buena pinta y de porte distinguido, que leía con atención inusitada un libro, luego cerraba y el libro y sus ojos al alimón, para quedarse un rato así como en trance meditando... Al cabo de un rato le pregunté de que era su libro y me dijo con una cálida sonrisa:
"Mire jóven, este es un libro que le gustaba mucho a mi esposa con la que estuve casado casi cincuenta años y lo tenía todo subrayado, ella ya murió hace unos meses y estoy leyendo lo que ella subrayó para ver quién era ella"
Una carta es el mejor legado, yo todavía conservo algunas cartas de amor que me enviaron y si las llego a releer me hacen revivir el momento y retumbar el corazón con acodes de guerra como cuando me estaba estrenando en amores y un beso con sabor a chocolate o agarrar un sostén era arañar la gloria... Pero con una carta póstuma, escrita con el corazón en la mano, esos afectos que dejo atrás no tendrán que forzosamente quedarse con la duda de ¿Y quién era ese cabrón?
Excelente idea escribano. Tus líneas me hicieron reflexionar, ¿si dejamos un testamento para poner orden al patrimonio, porqué no dejar un testimonio de puño y letra que sirva como manifiesto y trate de crear legado en la familia? Esta actividad pasará a formar parte de lista de tareas pendientes. Me gusta!!
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