CHANGO VIEJO NO APRENDE MAROMAS NUEVAS...
Reeducar a un adulto, diciendolo en catizo: está cabrón, justo hace rato platicaba con un entrenador de un equipo de la segunda división del futbol mexicano, que en sus mocedades fué jugador de primera división en Argentina, Perú y México, que después de cierta edad le es casi imposible enderezar y corregir ciertos errores a sus jugadores y pues tiene razón, cuando estamos tiernitos somos "Cera Blanda" por eso la importancia primordial de tener una buena educación en casa que nos enseñen disciplina, higiene y modales, porque cuando se seca esa cera, nos volvemos sólidos y duros como la roca, de tal suerte que para cambiarle la forma a un adulto hay que usar cincel y hasta martillo hidráulico.
Yo la neta verídica, como decimos en esta tierra en la que se habla español y se le reza a Chucho Cristo, no conozco adulto alguno, que una vez secada la mezcla, la argamasa de barro con la que estamos hechos, haya cambiado la forma de su carácter y las maneras de un andar por el mundo... Tal vez que cambie el vicio del alcohol por el del café y cigarro o el de las drogas por el ejercicio fanático de alguna religión, solo cambian la manera de ejercer las mismas mañas, pero de manera diferente... Pero así como que cambiar, cambiar... Nel pastel...
Por eso, para las jovencitas dominantes e ingenuas que creen que pueden cambiar a un canchanchán de más de 12 años es una insensatez mayor que querer atrapar un pedo con la mano o encontrar a la fuerza un plátano completamente derecho... Es infinitamente más sencillo cambiar de galán que hacer que el galán cambie...
Pero la pregunta de pregunas aquí es ¿Puede realmente cambiar un adulto?
Pues de poder si puede, aunque va a a requerir un esfuezo brutal, porque para empezar tiene que estar plenamente convencido de que quiere cambiar una conducta, que lleva la vida entera practicando y perfeccionando, como aquella mujer sumisa que lleva una vida entera ejerciendo el papel, no es cosa fácil que de un día para otra se torne en una leona, o que ese hombrecillo gris, que acusa de opacidad y en veces de invisibilidad, se torne lustroso y atractivo como un solecito que atraiga las miradas y el coqueteo femenino...
Para cambiar una de dos sopas: O es un convencimiento total de la razón, que nos hace quitarnos un hábito arraigado, como un carácter furibundo o un vicio como el cigarro, o bien que las propias circunstancias sean tan tajantes que nos hagan cambiar a huevo... Que sera que sera.
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