domingo, 22 de junio de 2014

 
REFLEXIONES DOMINGUERAS DE LA AMISTAD...

La verdadera amistad es un sentimiento peculiar, ya que no tiene fecha de caducidad y bien que pueden pasar lustros y esta se reanuda exactamente en el mismo lugar en donde se interrumpió, se renuevan los diálogos y es inmune a la corrosión que el tiempo y distancia herrumbran otras relaciones humanas más superficiales.

Por lo general todos tenemos una inmensa cantidad de conocidos, ahora con las redes sociales esa cantidad se exponencía, un conocido es uno de esos rostros familiares que distinguimos de la masa anónima, del que sabemos su nombre, sus generales y en mayor o menor grado algunas de sus cuitas personales, pero cuando nos lo encontramos no nos invade esa alegría espontánea que dibuja una inmensa sonrisa como rebanada de sandía y arruga al doble las patas de gallo de los ojos... Los triunfos y glorias de un conocido los vemos con cierta indiferencia y en algunos casos con alguna envidia pensando que esos deberían de ser nuestros, en cambio cuando se trata de un amigo, esos triunfos son nuestros triunfos y su orgullo es nuestro orgullo, así como sus penas nos calan hasta los tuétanos tanto que sus lágrimas son nuestras propias lágrimas... Con un conocido no hay esa intimidad y confianza con la que puedes andar sin máscara y sin cuidarte poco ni mucho de encuerar el alma.

Para que exista una verdadera amistad los amigos tienen que verse a los ojos, puede que uno tenga mucho más que otro, inclusive que sean de clases sociales distintas, pero en una verdadera amistad no existe la subordinación de uno hacia el otro, cuando algún "Amigo" intenta ponerse un peldaño arriba de los suyos, en ese mismo instante mata irremediablemente la amistad, por eso los políticos rara vez tienen amigos sinceros.

Hace algunos años una linda y hermosa mujer, fina muy fina, con presencia y modales de princesa y alma diáfana, me decía "No Leo yo no quiero un amigo, yo lo que quiero es un marido" Y fué ahí donde no pudimos machiembrear nuestras humanidades y esa historia terminó de un tajo para irse a guardar en el nebuloso territorio de los "Hubieras" ya que yo siempre he creido que la amistad es condición sinequanon para que floresca la relación de un hombre y una mujer, cuantimás cuando se trata de matrimoniarse o arrejuntarse, que tremenda joda es pasar un fin de semana con una persona a quién no le tenemos confianza, ahora no quiero imaginar lo que es vivir con alguien con quién no media ni un retazo de amistad... Pero vaya, son meras ideas mías, capaz que estoy loco, pero creo que cuando de manera irremediable se destiñe la pátina del enamoramiento y quedan las dos ánimas mondas y lirondas, el hilo de oro que engarza esos dos corazones individuales para que latan al alimón, es la amistad... Pero ya son demasiadas palabras para un domingo futbolero.

A mis amigos y amigas sinceras un abrazo.

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