lunes, 9 de junio de 2014

LA JOFAINA DE DON NABOR... 
 O de la felicidad de l@s amantes.

Don Nabor Amuchástegui, por allá en un moribundo siglo XIX era un hombre probo, pulcro de modales de obispo, de oficio boticario y con algunas tierras que atender, que junto con su botica, formaban parte de un peculio que si bien no lo hacían millonario si le daban para un buen vivir y un largar por la vida en el camino de la gente decente.

Pues resulta que don Nabor le prestó sus orejas a las consejas de celestinas y a los díceres de la gente, que mentaban a la hermosa Dolores Pererira, como una mujer linda, temerosa de Dios y una excelente mujer para formar un sólido hogar... Así que ni tardo ni perezoso el buen Nabor de jovencito se avocó en cuerpo y alma a conquistar a la esquiva Doloritas, que tenía una carita de ángel y unas pantorrillas que quitaban el aliento, con tan mala suerte para Nabor, que las interfecta le dijo que si que como chincheros no, pero que para llegar a la X que marca el mapa del tesoro en ese asunto en ese asunto de la carne, tan bochornoso para ella y poder ejercer el venéreo a plenitud iba a tener que estar sancionado por el cura y juez así que don Nabor dió el YES ante el cura del pueblo, luego ante el decimonónico juez del pueblito, para empezar una vida honorable pero desabrida...

Doloritas ciertamente que era una mujer decente y devota, tanto que para consumar el amor carnal solo se descubría la zona cero mientras tenía la mirada perdida en el techo así como buscando arañas, en tanto don Nabor ejercía frenéticamente sus artes de varón y su mujer rezaba en voz queda jaculatorias a San Pascual Bailón, porque el padre cura, les había dicho que sentir placer era propio de suripantas...

Los años pasaron y por arte de magia pero más por caliente, don Nabor que cumplia cabalmente sus deberes conyugales con mera intención reproductiva, la familia se fué ensanchando con un hijo tras otro mientras a Doloritas se fué convirtiendo, con una fidelidad absoluta a su nombre un dolor pero de gónadas para el buen don Nabor, que ya pedía esquina, mientras su ñora, ya sin el consuelo de su fresca belleza que le duró un suspiro, le dió por afiliarse a las Damas de la Purisima Concepción del Verbo Encarnado, y vestirse de negro urraka, junto a una bola de viejas de mal aliento, bigotonas y cara de huele pedo que se encargaban de joderle la vida a todo aquel que se les atravezara por enfrente...

Ahhhh pero es entonces que don Nabor, a manera de naufrago que se aferra a una tabla, empezó una relación alegre y sexosa con una viuda hermosa y jacarandosa, simpática y deshinibida que vivía en el pueblo de junto, que al revés de su amargosa Doloritas que lo recíbía de aire con un patín de despeje, para contarle vapores azufrorosos (Como se le conocian a los pedos en el siglo XIX) "Que ya se jodió el grifo","Que hay que comprar vestidos nuevos para festejar el 1900" "Que el carruaje ya es modelo 1895 y hay que cambiarlo porque a su hermana ya le dieron uno nuevo" "que el caballo pinto le faltan herraduras", "que el novio de la nena la mayor no comulgó en misa, seguro porque está en pecado mortal" y mil cosas que hacían enloquecer al pobre de Nabor, que era un hombre cumplidor y un amante padre de familia...

En cambio llegaba con la viudita y lo recibía en cueros vivos, con una espléndida sonrisa y una jofaina con agüita caliente y perfumada con dos gotitas de aceite de rosas, para que se lavara las manoplas, como la de la foto, lista para consentirlo y meterle un tremendo cogidón de esos que hacen que se escondan los ratones en sus ratoneras y las arañas se hagan bolita del susto en sus telarañas por los alaridos de triunfo de don Nabor y la viuda.... Pero también era bien venido para prestarle sus orejas atentas e inteligentes para escuchar a don Nabor sin juzgarlo, haciéndole su molito, dándole su tequilita y con el ánimo de pasársela bien, porque la viudita sabía bien que si se la hacía de "Vapor azufroso" a don Nabor, este levantará el vuelo y los dos se la pasarían mal... Esa jofaina representa al quid del porqué los y las amantes muchas veces hacen la vida llevadera, para ellos y para ellas....

Las viejas amargosas amigas de doña Doloritas, empezaron a ver feliz a don Nabor y sospechar, no tardar+ian en seguir en secreto a don Nabor e ir a indagar de sus cuitas privadas porqué, aunque nunca lo aceptaron y decían que todo lo hacían en nombre del "Redentor", se les retorcían las tripas de ver a un hombre o una mujer felices.... Una de ellas, Doña Clotilde Armenta, la más fea y avinagrada, una de esas que les llegaron las arrugas antes que los besos y que el único pizarrín de hombre que habia visto era del angelito meon de la fuente de casa del obispo dice: "Mmmmmm ese don Nabor está muy contento y silvador, seguro que alguien por ahí le tiene su jofaina lista para enjuagarse las manos para luego pecar con ellas"

¿Quién es aquel que se atreve a lanzarle piedras a don Nabor que es cumplido en su casa o a cualquier Naborita de ahora que se busca un cachito de cariño sin obligaciones ni convivencia de esa que da y quita, parra aliviarse del tedio y hacerse la vida alegre y llevadera? Yo en lo particular... Nel pastel, porque como decía algún viejo sabio: "Yo no nací para cuidar culos ajenos, si no se lo cuido a mis hijas mucho menos me voy a preocupar por culos extraños"




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