LA JOFAINA DE DON NABOR...
O de la felicidad de l@s amantes.
Don Nabor Amuchástegui, por allá en un moribundo siglo XIX era un
hombre probo, pulcro de modales de obispo, de oficio boticario y con
algunas tierras que atender, que junto con
su botica, formaban parte de un peculio que si bien no lo hacían
millonario si le daban para un buen vivir y un largar por la vida en el
camino de la gente decente.
Pues resulta que don Nabor le
prestó sus orejas a las consejas de celestinas y a los díceres de la
gente, que mentaban a la hermosa Dolores Pererira, como una mujer linda,
temerosa de Dios y una excelente mujer para formar un sólido hogar...
Así que ni tardo ni perezoso el buen Nabor de jovencito se avocó en
cuerpo y alma a conquistar a la esquiva Doloritas, que tenía una carita
de ángel y unas pantorrillas que quitaban el aliento, con tan mala
suerte para Nabor, que las interfecta le dijo que si que como chincheros
no, pero que para llegar a la X que marca el mapa del tesoro en ese
asunto en ese asunto de la carne, tan bochornoso para ella y poder
ejercer el venéreo a plenitud iba a tener que estar sancionado por el
cura y juez así que don Nabor dió el YES ante el cura del pueblo, luego
ante el decimonónico juez del pueblito, para empezar una vida honorable
pero desabrida...
Doloritas ciertamente que era una mujer
decente y devota, tanto que para consumar el amor carnal solo se
descubría la zona cero mientras tenía la mirada perdida en el techo así
como buscando arañas, en tanto don Nabor ejercía frenéticamente sus
artes de varón y su mujer rezaba en voz queda jaculatorias a San
Pascual Bailón, porque el padre cura, les había dicho que sentir placer
era propio de suripantas...
Los años pasaron y por arte de magia pero más por caliente, don Nabor
que cumplia cabalmente sus deberes conyugales con mera intención
reproductiva, la familia se fué ensanchando con un hijo tras otro
mientras a Doloritas se fué convirtiendo, con una fidelidad absoluta a
su nombre un dolor pero de gónadas para el buen don Nabor, que ya pedía
esquina, mientras su ñora, ya sin el consuelo de su fresca belleza que
le duró un suspiro, le dió por afiliarse a las Damas de la Purisima
Concepción del Verbo Encarnado, y vestirse de negro urraka, junto a
una bola de viejas de mal aliento, bigotonas y cara de huele pedo que se
encargaban de joderle la vida a todo aquel que se les atravezara por
enfrente...
Ahhhh pero es entonces que don Nabor, a manera de
naufrago que se aferra a una tabla, empezó una relación alegre y sexosa
con una viuda hermosa y jacarandosa, simpática y deshinibida que vivía
en el pueblo de junto, que al revés de su amargosa Doloritas que lo
recíbía de aire con un patín de despeje, para contarle vapores
azufrorosos (Como se le conocian a los pedos en el siglo XIX) "Que ya
se jodió el grifo","Que hay que comprar vestidos nuevos para festejar el
1900" "Que el carruaje ya es modelo 1895 y hay que cambiarlo porque a
su hermana ya le dieron uno nuevo" "que el caballo pinto le faltan
herraduras", "que el novio de la nena la mayor no comulgó en misa,
seguro porque está en pecado mortal" y mil cosas que hacían enloquecer
al pobre de Nabor, que era un hombre cumplidor y un amante padre de
familia...
En cambio llegaba con la viudita y lo recibía en
cueros vivos, con una espléndida sonrisa y una jofaina con agüita
caliente y perfumada con dos gotitas de aceite de rosas, para que se
lavara las manoplas, como la de la foto, lista para consentirlo y
meterle un tremendo cogidón de esos que hacen que se escondan los
ratones en sus ratoneras y las arañas se hagan bolita del susto en sus
telarañas por los alaridos de triunfo de don Nabor y la viuda.... Pero
también era bien venido para prestarle sus orejas atentas e
inteligentes para escuchar a don Nabor sin juzgarlo, haciéndole su
molito, dándole su tequilita y con el ánimo de pasársela bien, porque la
viudita sabía bien que si se la hacía de "Vapor azufroso" a don Nabor,
este levantará el vuelo y los dos se la pasarían mal... Esa jofaina
representa al quid del porqué los y las amantes muchas veces hacen la
vida llevadera, para ellos y para ellas....
Las viejas
amargosas amigas de doña Doloritas, empezaron a ver feliz a don Nabor y
sospechar, no tardar+ian en seguir en secreto a don Nabor e ir a
indagar de sus cuitas privadas porqué, aunque nunca lo aceptaron y
decían que todo lo hacían en nombre del "Redentor", se les retorcían
las tripas de ver a un hombre o una mujer felices.... Una de ellas,
Doña Clotilde Armenta, la más fea y avinagrada, una de esas que les
llegaron las arrugas antes que los besos y que el único pizarrín de
hombre que habia visto era del angelito meon de la fuente de casa del
obispo dice: "Mmmmmm ese don Nabor está muy contento y silvador,
seguro que alguien por ahí le tiene su jofaina lista para enjuagarse las
manos para luego pecar con ellas"
¿Quién es aquel que se
atreve a lanzarle piedras a don Nabor que es cumplido en su casa o a
cualquier Naborita de ahora que se busca un cachito de cariño sin
obligaciones ni convivencia de esa que da y quita, parra aliviarse del
tedio y hacerse la vida alegre y llevadera? Yo en lo particular... Nel
pastel, porque como decía algún viejo sabio: "Yo no nací para cuidar
culos ajenos, si no se lo cuido a mis hijas mucho menos me voy a
preocupar por culos extraños"
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